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¿Por qué se extinguió el alca gigante?

Actualizado: 16 oct

Se dice que alguna vez tuvieron una distribución extensa en las aguas de Atlántico Ártico, entonces, ¿por qué se extinguió?

Alca gigante (Familia Alcidae). Fuente: McGill University Library
Alca gigante (Familia Alcidae). Fuente: McGill University Library

Lastimosamente, se llegó a conocer muy poco de su biología reproductiva. Se sabe que sus sus huevos eran piriformes, lo que significa que se mueven en un círculo cerrado en lugar de rodar, una característica importante para esta especie pues no hacía nido. El huevo lo ponían en una piedra, lo que reducía la probabilidad que el huevo rodara o se aplastara.

Anidaban en colonias en islas remotas y específicas, entre junio y julio. Sus alas eran muy reducidas, lo que les impedía volar, aunque eran excelentes nadadores y buceadores. En el mar resultaban difíciles de atrapar, pero en tierra eran torpes y lentos al caminar. Esta vulnerabilidad los convirtió en un blanco fácil para los cazadores cada vez que se acercaban a zonas habitadas. Lo que sigue es la historia de cómo estas aves fueron sacrificadas por manos humanas hasta ser llevadas a la extinción.


Alcanzando unos 75 cm de longitud, era un ave muy grande, relativamente fáciles de cazar, y apreciada como alimento, el Alca Gigante se convirtió en una presa muy valiosa. Para los marineros y pescadores que se ganaban la vida en las heladas aguas del Norte, entre frías islas y riscos rocosos, esta ave les proporcionada una fuente codiciable de recursos, como carne, grasa, plumas, estas últimas útiles para rellenar ropa de cama y abrigos contra el frío. La captura era brutal: los marineros las golpeaban con palos en la cabeza hasta inmovilizarlas o matarlas, y metidas en cubetas de agua hirviendo para despojarlas de su plumaje. El fuego de los calderos, era alimentado por la grasa de aves anteriores que habían tenido este mismo destino.


A finales del siglo 18 (1700’s), estas aves casi habían desaparecido. Los pocos encuentros que se dieron después de esta época, solo se suman a la lista de crueldad e ignorancia humana. En el verano de 1840, un alca fue capturada viva por un residente de St. Kilda, Escocia (hoy reconocida como patrimonio de la humanidad). La criatura fue mantenida prisionera durante tres días en la cabaña del isleño, donde finalmente fue golpeada hasta la muerte porque se creía que podía haber sido una bruja.


Unos 20 años antes, en la misma isla St. Kilda, otro individuo fue capturado vivo. Dos hombres y dos niños la avistaron desde un bote descansando en una repisa de roca a poca altura. Los hombres desembarcaron cerca de cada extremo de la plataforma y comenzaron a aproximarse, mientras los niños remaban cerca de la roca, justo debajo de donde reposaba el ave. A medida que los hombres se acercaban, el ave cada vez más amenazada se dirigió a la seguridad del agua, donde fue capturada por uno de los niños que esperaba en el bote. Las desventuras de esta ave no terminaron de la misma manera que las de la mayoría. Fue enviada con vida a un profesor en Edimburgo, quien la alimentó con pescado fresco y le permitía acceder al mar, pero con una cuerda amarrada a la pata para evitar su escape. Para suerte del prisionero, la precaución no fue del todo la necesaria y logró escapar a un estuario.


Si has podido leer hasta aquí, prepárate para lo que viene.


Una de las últimas fortalezas para estas aves era Geirfuglasker (en islandés literalmente “peñasco del Alca”), frente a la costa de Islandia. Este era un islote deshabitado y casi inaccesible, rodeado de aguas profundas y corrientes muy fuertes. Aunque se sabía que ahí anidaban las alcas, eran muy pocos marineros que intentaban este arriesgado viaje. El 1830, una erupción volcánica submarina hundió Geirfuglasker bajo el mar, y muchas aves continuaron reproduciéndose en la isla cercana de Eldey. Fue aquí en 1844, en Eldey, donde se vio la especie por última vez.


Un grupo de marineros, bajo comisión de un coleccionista, desembarcó en la isla la mañana del 3 de junio. Entre la masa de aves marinas pequeñas, se avistó una pareja de alcas gigantes que fueron atacadas de inmediato. Las criaturas asustadas se esforzaron por llegar al agua, caminando frenéticamente, con sus pequeñas alas extendidas, pero fueron alcanzadas. Una fue atrapada entre las rocas y la otra a pocos pasos de su lugar seguro. Ambas fueron apaleadas hasta la muerte. Existe el rumor que la hembra había estado incubando un huevo y este fue aplastado en la carrera por alcanzar a las aves. El coleccionista que comisionó el viaje nunca tomó posesión de las aves y fueron vendidas a un químico.


No se puede suponer que esta pareja fue la última con vida de la especie. Algunos individuos permanecieron por aquí o por allá. Pero muy cercano a esta fecha, en algún lugar de las aguas del Atlántico Norte, en algún arrecife azotado por el viento, quizá resguardándose de la furia del oleaje, murió la última Alca Gigante.


Este texto está basado en mi interpretación y traducción de la historia en manos del libro “EXTINCT BIRDS” por Errol Fuller.


Fuller, E. (1987). Extinct Birds, Oxford University Press, Oxford UK

 
 
 

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